miércoles, 3 de julio de 2013

Capitulo 16

Abrí un poco los ojos y bostecé, aun con un poco de sueño.
Como si fuera un acto reflejo, los volví a abrir. No me acordaba de que había pasado la noche con Mikel.
Le miré. Aun dormía, parecía un niño pequeño.
Sonreí y me percaté de la forma en la que habíamos dormido.
Estábamos cogidos de la mano, y los dos nos mirábamos fijamente.

Con cuidado me fui apartando de el, intentando no despertarle.
Antes de salir de la habitación, le miré por última vez.
Bajé las escaleras muerta de hambre, siempre por las mañanas tengo mucha hambre, es algo que me pasa desde pequeña.
Allí en la cocina me preparé una tostada y la acompañé con un cola-cao.

Recapacité en todo lo que hice anoche. El concierto, algo que no olvidaría. Albert, fue un cabrón, no debería haberme dejado sola, no creo que vuelva a confiar en el. Mikel, ya no sé que pensar de el, a veces es un cabrón y otras en cambio es la mejor persona del mundo.

Escuché unos ruidos procedentes de mi habitación, supuse que Mikel se ha despertado o un fantasma quería violarme. Una de las dos cosas era.
Subí las escaleras, y por suerte, era la primero que pensé.
Mikel estaba sentado en la cama, tapándose la cara con ambas manos.
Resaca, apuesto lo que sea a que es resaca.

-          ¡QUÉ PASA, MIKEL! – grité lo más fuerte que pude.
-          ¡Joder!

Se apretó la cabeza. Reí y decidí no joderle mucho, no se lo merecía.

-          ¿Te acuerdas de lo qué paso ayer? – pregunté sentándome a su lado.
-          Un poco… recuerdo que bebí bastante…
-          ¡No me digas!
-          También que estaba con una tía y la dejé tirada, que Albert te dejo tirada y decidiste llevarme acá…

Solo me quedé con estás palabras: ‘’Estaba con una tía y la dejé tirada’’.
Me alegré, y mucho. Pero decidí no darle más vueltas, hay cosas más importantes, supongo.

-          ¿Por qué lo hiciste? – pregunté.
-          ¿El qué?
-          Emborracharte de esta manera…
-          No se
-          Mikel, por algo lo hiciste
-          Te he dicho que no lo sé
-          Venga va, no seas idiota

Giró la cara para poder mirarme. No le aparté la mirada, me mantuve firme.

-          Te vi con Albert y me puse celoso ¿Contenta?
-          ¿Celoso? ¿Por verme con Albert?
-          Si…

Aparté la mirada, pero el mismo me volvió la cara para que le mirase.

-          ¿Y por qué te pusiste celoso? – murmuré nerviosa.
-          Por unos momentos deseé ser Albert…
-          Pero, ¿Por qué?

Se encogió de hombros. Reímos nerviosos, algo acalorados.
Mikel por los nervios y yo por la vergüenza de la situación.
Le miré a los ojos, algo que el no estaba haciendo. Miraba directamente a mis labios.
Imité lo que hacía y miré los suyos. Poco a poco nos fuimos acercando.
Esta vez no me iba a apartar como otras veces. Sentía que debía besarle, lo necesitaba.
Nuestras narices tocaron. Acarició con sus labios los míos, ya no faltaba nada para dar el paso…

-          ¡NIÑATA!

Nos separamos sobresaltados.
El mundo se me cayó encima, se suponía que mi tío no llegaba hasta las ocho de la tarde.
Me levanté de la cama, y con temor me acerqué un poco a el.

-          ¿Qué haces… aquí? – la voz me temblaba al hablar, pero no importaba.
-          ¡No cambies de tema! ¡¿Qué coño haces con ese tío?!
-          Es un amigo…
-          Da igual, te cojo dinero

Abrí los ojos sorprendida y justo cuando estaba abriendo mi cartera se la arrebaté de las manos.

-          ¡Gánate tu propio dinero! – grité enfadada - ¡Este es mío!
-          ¿Y?

Escondí la cartera por detrás, pero no sirvió de mucho.

-          ¡Qué me la des!


Mikel se levantó sorprendido, en alerta por si pasaba algo malo. Y claro que pasó.

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