domingo, 7 de julio de 2013

Capitulo 17

Mi tío levantó la mano y el puñetazo que me propinó se escuchó casi por toda la casa.
Caí la cartera, llevándome una mano a la mejilla.

-          ¡QUÉ HACES CABRÓN!

Mikel iba corriendo hacia mi tío, dispuesta a darle una paliza.
Cuando ya le tenía las manos encima le aparté de el. No podía permitirlo, no quería que le hiciera daño a Mikel.

-          Tranquilízate, Mikel…
-          ¡¿Cómo voy a hacerlo?!

Mi tío rió y salió de la habitación, para luego irse por la puerta de la casa, y no aparecer probablemente hasta por la noche.

-          Mikel…

Me miró, luego se dirigió a la mejilla.
La toqué, estaba ardiendo y no me extrañaba, ha sido uno de los más fuertes que me ha dado.

-          Estoy acostumbrada… - quería tranquilizarle, pero eso sirvió para ponerle más nervioso.
-          ¡¿Siempre te hace eso?!

No contesté. Ya sabía la respuesta.

-          Ven aquí

Me abrazó con mucho amor. No quería separarme de el, en todo este tiempo le he acabado cogiendo cariño, demasiado cariño.

-          Ah…

La mejilla acababa de darme un pinchazo, y dolía bastante.

Fuimos al baño para curarme un poco.
Al echarme agua fría en la mejilla me acordé del dinero y la cartera.
Había perdido todo lo que tenía, todo lo ahorrado se acababa de ir a la mierda en tan solo unos segundos.
Como si Mikel me leyera la mente, sonrió y se sacó del bolsillo nada más y nada menos que la cartera.

-          ¡¿Pero como…!?
-          Tengo mis trucos

Sonreí y la cogí, abriéndola para ver si estaba todo.

-          Eres un amor – dije agradecida.
-          Lo sé, lo sé

Suspiré, más feliz que antes.

-          Oye Alicia…
-          ¿Aja?
-          ¿Puedo ducharme? Verás mis padres no llegan hasta la tarde y no tengo las llaves…
-          ¿No puedes esperar?
-          Huelo demasiado a alcohol
-          Tienes razón, anda venga, dúchate, pero rápido ¿eh? Que al dormir contigo también se me ha pegado a mi

Le miré. Sonreía con picardía.

-          ¿Y qué tal si nos duchamos juntos?
-          ¿Disculpa?
-          Claro, pero lo digo por ahorrar agua, solo eso
-          Por ahorrar agua… anda, dúchate rápido.

Río y se acercó a la ducha.
Ni siquiera tenía que quitarse la camiseta ni pantalones. No llevaba.

-          ¡Espera, espera! – exclamé al ver que se agarraba los boxers.
-          ¿Qué?
-          Un momento, tengo que salir del baño…
-          ¿Te da vergüenza verme? Pero si ya has visto a un montón de tíos… - rió.
-          Muy gracioso, sabes perfectamente que soy, bueno, ya sabes.
-          ¿Virgen?
-          Si.
-          Bueno,  pues entonces verás tu primer…
-          Calla, calla

Reímos sin poder evitar. Bueno, yo reía por disimular la vergüenza. ¡Por que menuda vergüenza!
Me dirigí a salir del baño, y cuando estaba saliendo algo cayó en mí encima.

-          Pero que…
-          ¿Te importa cerrar la puerta?

Tenía en las manos los boxers de Mikel.

-          Cabrón…
-          ¡Me quieres!

Cerré la puerta aun con los boxers en la mano.
Sonreí de nuevo, como si fuera una niña pequeña sin ningún problema en particular.
Otra vez me vino la duda, solo que estaba un poco más clara que las otras veces.

¿Me estoy enamorando de Mikel?

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