La
pelea seguía y seguía, y aun estaba tirada en suelo con la vista ida, con las
lágrimas por la cara. Y el brazo… pobre de mi brazo.
-
¿Alicia?
Parecía
que me había ido del mundo. Mikel estaba delante de mi, muy preocupado y lleno
de sangre.
Nos
miramos a los ojos, sin decir nada, nos entendíamos con la mirada.
-
Os
estaba siguiendo… - admitió poniéndose rojo – ahora me tomarás por loco
psicópata…
-
Hombre,
me espiabas…
-
¡Por
si ese cabrón te hacía algo! Y mira, te ha dejado otra vez tirada, pero en una
situación peor.
Desvía
la mirada al suelo, aun llorando. Esta vez si que rompí a llorar de verdad,
desahogándome de esta manera.
Mikel
se acercó más y me abrazó para consolarme.
Hundí
la cabeza en su pecho, sintiéndome protegida, llorando en el.
-
Llora
todo lo que quieras, desahógate
Estuvimos
así un rato, pero debíamos marchar, no nos podíamos arriesgar a seguir más
tiempo allí.
Al
levantarnos los dos, me sorprendí al ver toda la sangre en el cuerpo de Mikel.
-
Dios…
- murmuré – tienes que ir al hospital
-
Estoy
bien, deberías ir tu por el brazo
Me
lo miré pero no di importancia, el está mucho peor que yo.
-
Vamos
los dos
-
Alicia,
en serio…
-
¡QUE
VAMOS LOS DOS!
Con
toda la suavidad posible le cogí de la mano y tiré de el para poder ir la
hospital.
-
Vamos,
tu moto
La
reconocí enseguida, estaba aparcado justo delante del callejón.
-
Mira,
ve tu sola y ya nos veremos – dijo dándome las llaves.
-
¡Que
no!
Le
senté en la moto y me puse detrás, agarrándome a el con fuerza.
* * *
-
No
entiendo porque no querías ir… - comenté saliendo del hospital.
-
Porque
no me hacía falta
-
Lo
que tu digas
Se
paró y me miró con mucha seriedad.
-
¿Ahora
que harás? – preguntó.
-
¿A
que te refieres?
-
Con
Albert
-
Pues…
no le pienso hablar en mi puta vida
-
Ya
claro, luego le perdonarás como antes
-
No
lo haré…
-
Seguro
que los harás
-
¡Que
no, joder!
Eché
a andar con rapidez, muy enfadada por no creerme.
-
¡Espera!
No
respondí y seguí mi camino. Bueno… no tenía ningún camino, pero da igual.
La
calle estaba desierta, lo que era mejor para mi, quería estar sola.
-
Alicia,
por favor
Una
fuerza me hizo dar la vuelta y quedar frente a Mikel, tan solo a unos
centímetros.
Me
tenía cogida de la cintura, dejándome sin escapatoria.
-
¿Por
qué? – susurré.
-
¿Cómo?
-
Ya
me molesta, hay días en los que eres un amor conmigo, y luego de repente ni me
hablas, y si lo haces es para meterte conmigo… estoy harta.
-
Alicia,
yo…
-
¿Tú
qué?
-
Si
te estaba haciendo esto estos meses era porque… joder…
-
Habla,
explícate
Nos
miramos a los ojos. Su mirada expresaba miedo y nervios.
-
¿Sabes
qué? – susurró acercándose un poco más.
-
Que…
Cerramos
los ojos y ocurrió. Al fin ocurrió lo que dos llevábamos tiempo esperando.
Nuestros
labios se fundieron en un beso dulce, tierno.
Después
de tanto tiempo, intentando separarme de Mikel, intentando que esto no
ocurriese, había caído con este beso.
Lloré
más. Mikel se separó y me miró preocupado.
-
¿Por
qué lloras?
Acarició
mi mejilla con cuidado.
-
Tengo
miedo…
-
¿De
qué?
-
De
hacerte daño, o que tu me hagas daño. De que nos hagamos daño.
-
Eso
no pasará
-
Seguro
que…
-
Alicia
– me miró a los ojos – no voy a hacerte daño.
-
Yo
a ti tampoco
Me
abrazó, eso era lo que necesitaba.
-
Te
quiero… - murmuró a mi oído.
-
Y
yo…
Sonreímos
a la vez al escucharnos. Sonrisas de enamorados.
Otra
vez nos volvimos a besar, pero con más seguridad y menos miedo. Más amor, con
ganas de disfrutar de estos momentos, en el que solo estábamos el y yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario